El XXVI Encuentro Nacional de Vicarios y Secretarios concluye con una mirada pastoral al Acontecimiento Guadalupano y su fuerza evangelizadora

Una mirada teológica al camino pastoral

Durante la jornada conclusiva del XXVI Encuentro Nacional de Vicarios Episcopales de Pastoral y Secretarios Ejecutivos, celebrado en Casa Lago, Mons. Héctor Mario Pérez, Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, ofreció una reflexión profundamente teológica y pastoral sobre el Acontecimiento Guadalupano como expresión viva del misterio salvífico. Afirmó que “el Concilio Vaticano II —cuyo 60 aniversario de clausura celebramos— nos recuerda que la Iglesia es un pueblo ungido con dones jerárquicos y carismáticos. Esa identidad se encarna en la experiencia de Guadalupe, donde un laico, Juan Diego, porta la gracia del Evangelio y es acogido por el ministerio jerárquico”.

La Virgen de Guadalupe, añadió, es signo sacramental de unidad y consuelo. “El milagro más profundo es el consuelo que experimenta el corazón herido. Su imagen une culturas y fortalece la esperanza del pueblo que sufre”.

Hacia una pastoral sinodal y constructora de paz

La jornada culminó con una “conversación en el Espíritu”, iluminada por las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe y la figura de San Juan Diego. Se invitó a los participantes a reflexionar: ¿Cómo imaginarías que podrías aprovechar la tilma de Guadalupe para generar procesos de construcción de paz y fortalecer el núcleo familiar?

En ese marco, se presentó ante la asamblea  al Equipo Animador de la Novena Intercontinental Guadalupana, conformado por personas que, en virtud de sus cargos institucionales, han sido considerados idóneos para articular esta iniciativa:

Pbro. Eduardo Agustín Aguilar Navarro, Asesor de Presidencia de la CEM.

Pbro. Mario Ángel Flores Ramos, Asesor Adjunto de Presidencia de la CEM y miembro de la Comisión Teológica Internacional.
V. C. Eva Sánchez Magaña, Secretaria Ejecutiva.

Pbro. Álvaro Lozano Platonoff, Vicario Episcopal de Pastoral de la Arquidiócesis Primada de México.

El llamado final fue a asumir, desde la espiritualidad guadalupana, una pastoral que sea signo de esperanza, casa de comunión y camino de paz.