Por: Román Ramírez Carrillo
Enviado Especial

Al inaugurar el primer día de actividades del Diálogo Nacional por la Paz, en el emblemático Auditorio Ignacio Ellacuría, el arzobispo de Puebla, Mons. Víctor Sánchez Espinosa, urgió a atender la desigualdad y la violencia en el país.

El arzobispo aseguró que el contexto actual del país y la coyuntura electoral que se avecina, es el momento ideal para presentar los resultados de este encuentro ante los futuros líderes de México.

“Se iniciará un proceso de diálogo con los futuros candidatos oficiales a la presidencia de la República, tratando de buscar compromisos para emprender otros caminos distintos”, y precisó que los foros de justicia y seguridad que se desarrollaron en distintos momentos con actores de todos los sectores de la sociedad, tuvieron como objetivo profundizar en la realidad que viven todos los mexicanos.

En su mensaje destacó que a través de los distintos foros que hubo en las 32 entidades del país, todos estos trabajos los llevan a identificar las claves que han ayudado desde lo local a construir paz, justicia y seguridad.

Ante la presencia del P. Fabio Baggio, enviado del Dicasterio de Desarrollo Humano Integral del Vaticano, que acompaña este Diálogo Nacional; señaló que “en nuestro país la principal encarnación es la violencia generalizada que, de manera transversal, obstaculiza las posibilidades de las y los mexicanos de disfrutar su derecho de vivir una vida libre de violencia”.

Un diálogo sincero, crítico y comprometido

En la bienvenida al Diálogo Nacional por la Paz, el rector de la Universidad Iberoamericana Puebla, Mario Ernesto Patrón, agradeció la asistencia de las mil 350 personas, de todo el país, que se registraron en este evento, en el que están incluidos representantes de diversas religiones, ciudadanos, académicos y víctimas de diversas situaciones de violencia, y lamentó que la desigualdad y la injusticia se normalizaran entre la sociedad, volviéndose un acto cotidiano en la vida de las personas.

En su discurso, confió en que este encuentro sirva como un medio confiable para aminorar los altos índices de inseguridad que se vive en cada rincón de país, y añadió que el diálogo sincero, crítico y comprometido permitirá a todos los actores sociales revertir el mal común de la coyuntura histórica de México, así como reconstruir puentes de fraternidad que hagan viable el triunfo de la paz en el país.

Argumentó que esta paz solo será efectiva y duradera si se sostiene desde las bases de nuestra sociedad y se pone en el centro la dignidad y el dolor de las víctimas, para desde ahí articular los esfuerzos de todas las instituciones implicadas en este propósito.

“Se trata de poner las bases de un compromiso serio con la construcción de paz, que nos permita no solo hacer frente a los desafíos actuales que el contexto nos presenta, sino también reconocer y remediar las sumisiones históricas de nuestra sociedad y sus autoridades que han permitido frente a la violencia”, destacó.

Subrayó que hoy todos están llamados a reivindicar los nombres de los cientos de miles de víctimas de la violencia en México, para conjurar en su nombre la parálisis producida por la incertidumbre, el temor y la desesperanza.

“Deseamos convertir los asesinatos de nuestros hermanos jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, ocurridos el 20 de junio del 2022, en un punto de inflexión en el devenir de México, que propicie la colaboración integral y en red de todos los actores de la pública para la construcción urgente de una Agenda Nacional de Paz a la altura de la complejidad de los problemas actuales”.

El gran reto que tenemos como sociedad es terminar los pactos de impunidad entre un buen número de gobernantes de los tres niveles de gobierno y la delincuencia organizada. La sociedad mexicana tiene esperanza y anhela un llamado para organizarse, un llamado creíble y con legitimidad. 

Las redes de paz que se están tejiendo a nivel nacional, deberán seducir y convencer a los ciudadanos, para su interlocución y movilización con una agenda de paz concisa y clara.