Por Padre Giovanni Camarillo
Pastoral de la Comunicación – Arquidiócesis de Guadalajara
Tras la conclusión del primer gran rito de despedida, el cierre del féretro del Papa Francisco la noche del 25 de abril, la Iglesia entra en una nueva etapa litúrgica de profundo significado espiritual: los Novendiali, es decir, nueve días consecutivos de oración por el alma del Sucesor de Pedro.
Este antiguo rito romano, que se remonta al siglo V, ha sido retomado y adaptado a lo largo de los siglos para expresar la continuidad de la Iglesia en la oración por sus pastores fallecidos, especialmente cuando se trata del Pontífice.
Una tradición que une cielo y tierra
Los Novendiali no son una simple repetición de Misas en honor al Papa difunto. Se trata de una liturgia que expresa la fe en la comunión de los santos y en la resurrección, así como el agradecimiento de toda la Iglesia por la vida, el ministerio y el testimonio del Pontífice que ha partido.
Cada día se celebra una Misa con intenciones específicas. Las tres primeras están reservadas a la Capilla Pontificia y presididas por el Decano del Colegio Cardenalicio o los cardenales más cercanos al Papa. Las seis restantes serán presididas por diversos grupos eclesiales: la Diócesis de Roma, la Curia Romana, los Institutos de Vida Consagrada, las Iglesias orientales, los Capítulos de las Basílicas Patriarcales y los fieles de todo el mundo.
El altar del mundo en torno a un pastor
Las Misas de los Novendiali se celebran principalmente en la Basílica de San Pedro, pero también se extienden a muchas otras iglesias de Roma y del mundo. En este contexto, cada diócesis y parroquia puede ofrecer intenciones y celebrar Misas por el eterno descanso del Papa Francisco, uniéndose a esta oración universal.
Este gesto litúrgico recuerda que, aunque el Santo Padre haya muerto, su servicio a la Iglesia continúa de forma espiritual, y que ahora intercede desde el cielo por su pueblo.
Una plegaria que nace del amor
En estas celebraciones, se reza de manera especial por la paz, la unidad de la Iglesia, la elección del nuevo Papa y el consuelo del Pueblo de Dios. Las lecturas y oraciones son elegidas cuidadosamente para iluminar el misterio pascual en el que se inscribe la muerte del Pontífice.
En su testamento espiritual, el Papa Francisco pidió que se rezara por él, como lo hizo desde el inicio de su pontificado cuando, desde el balcón de San Pedro, pidió humildemente: “Recen por mí”. Hoy, esa petición resuena con fuerza y conmueve a la Iglesia entera.
México también se une
Desde cada Arquidiócesis y Diocesis del País, nos unimos con el corazón y la liturgia a estos días sagrados. Las parroquias, comunidades religiosas, seminaristas, familias y movimientos eclesiales han organizado vigilias, rosarios y Misas en memoria del Papa Francisco. Su testimonio de cercanía, su predicación sobre la misericordia y su amor por la Virgen de Guadalupe permanecerán vivos entre nosotros.
Que estos nueve días de oración sean una ofrenda de amor, una súplica por su alma y un impulso de conversión para todos los fieles. Que nuestra plegaria fortalezca el camino hacia el Cónclave, y prepare los corazones para recibir al nuevo Pastor que el Espíritu Santo suscitará para nuestra Iglesia.
Descansa en paz, Santo Padre. Tu rebaño sigue orando por ti.