✨ “Y la Palabra caminó con nosotros”

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Reflexión narrativa desde el corazón de la comunicación

No fue un estruendo.
No fueron grandes titulares.
El día que León XIV habló por primera vez como Papa, no eligió el lenguaje del poder, sino el idioma de los caminantes:

“La paz esté con todos ustedes. Dios ama a todos. El mal no prevalecerá.”

En esa frase breve, desnuda y frontal, muchos escuchamos un eco.
El eco de quien lleva años rogando por un periodismo con alma.
El eco de Francisco, que nos enseñó que comunicar no es competir, sino acompañar.
Que no se trata de viralizar el miedo, sino de sembrar esperanza con mansedumbre.
Y que la palabra, cuando se dice con ternura, puede abrir puertas más fuertes que los muros.

Un hilo que no se rompe: de Francisco a León

El mensaje de Francisco, entregado semanas antes de morir, suena hoy como una carta profética:
“Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones.”
Palabras escritas con tinta pastoral, pero también con urgencia.
Porque el mundo que dejamos a León XIV no es neutro:
es un mundo herido por la información sin alma,
por algoritmos que dividen,
por palabras que excluyen,
y por narrativas que venden humo…, o rabia.

Y en ese escenario, León no llegó con una estrategia de medios.
Llegó con un susurro firme:

“El mal no prevalecerá.”
Y sin decirlo, nos recordó que la verdad no necesita gritar para tener autoridad.

La comunicación como camino compartido

Francisco nos llamó “peregrinos de esperanza”.
León XIV dio su primera bendición como quien camina, no como quien ordena.
Ambos entienden que la Iglesia no impone verdades, sino que las vive con los que caminan al margen.
Y ambos nos están diciendo, con distintas voces, una misma certeza:

👉 La comunicación cristiana no es propaganda.
👉 Es compañía narrativa.
👉 Es el arte de ver los rostros antes que los datos,
y de buscar las pepitas de bien en medio de la arena tóxica.

Contar para consolar

Lo dijo Francisco:

“Ser testigos de una comunicación no hostil que construya puentes.”
Y hoy León XIV parece tomar esa posta con el símbolo más desarmado del Evangelio: la paz.
No como diplomacia fría.
Sino como gesto que reconcilia.
Como palabra que consuela.
Como noticia que no busca clics, sino corazones encendidos.

¿Y ahora?

Ahora nos toca a nosotros.

  • Contar sin herir.
  • Escribir sin pose.
  • Nombrar sin manipular.
  • Publicar para levantar, no para aplastar.

Ahora es cuando cada nota, cada imagen, cada palabra, puede ser semilla…, o cuchillo.

Ahora es cuando necesitamos comunicadores que no se rindan ante el cinismo,
que abracen el oficio como un acto de resistencia amorosa,
que no olviden nunca el centro del Evangelio:
Dios no se comunica desde arriba. Se encarna. Camina. Escucha. Y se queda.

Epílogo

El mundo sigue. Las guerras continúan.
La polarización se disfraza de verdad.
Pero en medio de eso, una frase permanece flotando sobre los tejados del Vaticano y sobre las redacciones del mundo:

“La esperanza es un riesgo que correr.”
Y tú, comunicador, periodista, narrador…
¿te atreves a correrlo?

 

Habilidades

Publicado el

mayo 28, 2025