¿Quién guía la Iglesia en la Sede Vacante? El papel del Camarlengo

Por Padre Giovanni Camarillo
Pastoral de la Comunicación – Arquidiócesis de Guadalajara

Tras el fallecimiento del Papa Francisco, el pasado 21 de abril, la Iglesia universal ha entrado en el período canónicamente denominado Sede Vacante, etapa de transición entre un pontificado y otro. Aunque no hay Papa en funciones, la Iglesia no queda sin dirección: es el Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, en este caso el cardenal Kevin Joseph Farrell, quien asume funciones administrativas clave para garantizar la continuidad del gobierno eclesial.

El Camarlengo fue nombrado por el propio Papa Francisco el 14 de febrero de 2019. Actualmente, también dirige el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y cuenta con una extensa trayectoria al servicio de la Iglesia, tanto en Estados Unidos como en Roma.

Un hombre de Iglesia, con experiencia internacional

Originario de Dublín, Irlanda, el cardenal Farrell ha vivido y trabajado en México, España, Estados Unidos e Italia. Fue capellán en la Universidad de Monterrey, párroco en Washington, y obispo de Dallas antes de ser llamado al Vaticano. Domina el inglés, el español y el italiano, y ha estado al frente de instituciones clave en la administración financiera y pastoral de la Iglesia.

Entre sus múltiples nombramientos, destacan su presidencia del Comité de Inversiones del Vaticano, su rol en el Tribunal de Casación del Estado de la Ciudad del Vaticano y su reciente designación como Administrador Único del Fondo de Pensiones vaticano. Estos cargos dan cuenta de la confianza que los últimos Pontífices han depositado en su discreción y capacidad técnica.

Responsabilidades del Camarlengo

Durante la Sede Vacante, el Camarlengo tiene la delicada misión de:

  • Verificar oficialmente la muerte del Papa, conforme al protocolo establecido.
  • Sellar y custodiar los aposentos papales (residencia, estudio y dormitorio).
  • Notificar al cardenal Vicario de Roma, quien a su vez comunica al Pueblo de Dios la noticia del fallecimiento.
  • Organizar los funerales pontificios junto con la Oficina de Celebraciones Litúrgicas.
  • Administrar temporalmente el Vaticano y sus bienes, sin tomar decisiones doctrinales o de gobierno universal.
  • Preparar el Cónclave junto al Colegio Cardenalicio, asegurando el cumplimiento de las normas canónicas.

También es su deber custodiar los documentos que el Papa haya dejado al Colegio de Cardenales y destruir el Anillo del Pescador y el Sello papal, símbolos del ejercicio del pontificado.

Durante este tiempo, el cardenal Farrell no actúa como líder espiritual de la Iglesia —pues ese papel recae en la oración común del Pueblo de Dios—, sino como fiel servidor que garantiza el orden y la legalidad de esta etapa de espera.

Su tarea requiere equilibrio entre lo visible y lo invisible, entre la administración concreta y el respeto profundo al misterio que la Iglesia está por celebrar. Oremos por el Cardenal Camarlengo para que el Espíritu Santo lo ilumine en esta delicada misión.

 

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Publicado el

abril 24, 2025