Viernes 2 de mayo, CXVIII Asamblea Plenaria del Episcopado Mexicano
Un día de síntesis y compromiso
El viernes 2 de mayo fue un momento fundamental dentro de la CXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que se realizó en Casa Lago, Cuautitlán Izcalli. El objetivo de este día fue “alcanzar compromisos concretos que nos permitan avanzar en nuestro camino de fidelidad al Señor ante los retos que hoy nos presenta la realidad”, los obispos dedicaron la jornada a la presentación y aprobación de líneas de acción sobre dos temas fundamentales: la familia y la paz.
La jornada fue coordinada por Mons. Jorge Cavazos Arizpe, Arzobispo de San Luis Potosí y Tesorero General de la CEM, quien acompañó con sobriedad y claridad los trabajos sinodales de reflexión, escucha y toma de decisiones. Las conclusiones se presentaron como fruto del método de la Conversación en el Espíritu, que acompañó toda la Asamblea.
Propuestas para acompañar a las familias en su misión
A las 10:15 de la mañana, el presbítero Vidal Rodríguez Turrubiate, secretario de la Comisión Episcopal para la Familia, Juventud, Laicos y Vida (FAJULAVI), presentó la síntesis del trabajo pastoral sobre la familia. Esta reflexión, iniciada el martes 29 de abril, reunió las voces y experiencias de obispos, agentes de pastoral y laicos, y dio como resultado un conjunto de compromisos que fueron aprobados por los obispos para ser asumidos en todo el país.
Los compromisos pastorales para con las familias buscan responder a los desafíos actuales del cambio de época, reafirmando que la familia sigue siendo el corazón de la sociedad y de la vida cristiana. Se definieron cinco ejes fundamentales:
- Evangelización de la familia: Que la familia sea considerada no solo como objeto, sino como sujeto activo de la evangelización. Su protagonismo debe ser una prioridad en la vida y misión de la Iglesia.
- Fortalecimiento de la pastoral familiar: Se exhorta a las diócesis y provincias eclesiásticas a destinar recursos humanos y materiales para robustecer las acciones pastorales en favor de las familias.
- Espiritualidad de la Iglesia doméstica: Se promoverá una espiritualidad que parta del testimonio de vida familiar, desde lo cotidiano, anunciando el Evangelio del matrimonio, la familia y la vida con cercanía y compasión.
- Testimonio en la vida diaria: Se subrayó la importancia de visibilizar el amor y la comunión que las familias viven día a día como una forma concreta de evangelización silenciosa y poderosa.
- Procesos de formación: Finalmente, se impulsará la formación permanente de agentes de pastoral familiar, tanto laicos como consagrados, que acompañen con sabiduría y cercanía a las familias en sus diversas realidades.
Tres compromisos por la paz y la reconciliación
Más adelante, a las 11:00 horas, el Pbro. Francisco de Asís de la Rosa Patrón, secretario de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS), presentó los resultados del trabajo realizado el miércoles 30 de abril, en torno al tema de la reconciliación y la paz.
En un contexto nacional marcado por la violencia, la fragmentación del tejido social y la indiferencia ante el dolor ajeno, la Iglesia busca ofrecer no solo un mensaje, sino también caminos concretos para la transformación desde la fe.
Los obispos aprobaron tres compromisos esenciales que surgen del diálogo sinodal y del discernimiento colectivo:
- Proyectos diocesanos por la paz: Cada diócesis del país deberá contar con un proyecto pastoral de reconciliación y paz, animado desde la dimensión de fe y compromiso social. Se busca así institucionalizar el trabajo por la paz dentro de la estructura eclesial.
- Agentes de paz, más allá de la indiferencia: La Iglesia se propone formar e impulsar a los bautizados para que asuman su papel como constructores de paz. Esto implica fortalecer su identidad y espiritualidad para vencer la indiferencia y comprometerse activamente en la transformación social.
- Red de experiencias y buenas prácticas: A nivel nacional se generarán espacios para compartir y evaluar experiencias exitosas de reconciliación y cultura de paz. Se busca articular una red de buenas prácticas y actores que trabajen dentro y fuera de la Iglesia (ad intra y ad extra), promoviendo la colaboración interinstitucional y comunitaria.
Una Iglesia que escucha, discierne y actúa
Los trabajos del viernes expresaron el deseo de los obispos mexicanos de pasar del diagnóstico al compromiso, de la reflexión a la acción concreta. La dinámica empleada –inspirada en el método sinodal de la Conversación en el Espíritu– permitió llegar a acuerdos no desde la imposición, sino desde la escucha mutua, el discernimiento compartido y la guía del Espíritu Santo.
Mons. Jorge Cavazos destacó la importancia de estos compromisos como fruto de un trabajo colegiado y pastoral. “No queremos que esta Asamblea quede en buenas intenciones. Queremos volver a nuestras diócesis con líneas claras, con tareas concretas y con el corazón encendido por el deseo de servir”, expresó al concluir la sesión.
Caminar juntos: familias y paz, ejes de la misión
La CXVIII Asamblea reiteró que las familias y la paz no son temas paralelos, sino profundamente interconectados. La crisis de violencia y fragmentación que vive México tiene su raíz, muchas veces, en el debilitamiento de los vínculos familiares, en la falta de espacios para la reconciliación y en la ausencia de referentes comunitarios.
Por ello, al colocar a la familia como sujeto de evangelización, y al mismo tiempo proponer proyectos diocesanos por la paz, los obispos trazan un camino de esperanza para la Iglesia mexicana: caminar junto a las familias, sanar las heridas del país, y sembrar la cultura del encuentro y del perdón.
Con estas decisiones, la Iglesia en México reafirma su vocación de ser madre y maestra en medio del pueblo, acompañando sus dolores, iluminando con el Evangelio y comprometiéndose con obras que transformen la realidad. La Asamblea terminó, pero el compromiso ya ha comenzado.