La Iglesia católica en México celebra con gozo el nombramiento del Pbro. José Luis Cerra Luna como nuevo Obispo de la Diócesis de Nogales, Sonora. La designación, hecha por el Papa León XIV, fue anunciada oficialmente el 20 de junio por la Nunciatura Apostólica y publicada simultáneamente en L’Osservatore Romano. La Conferencia del Episcopado Mexicano y las comunidades eclesiales han recibido la noticia con alegría y esperanza.
La Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación (CEPCOM) recogió el testimonio del Lic. José Rubén Alonso González, profesor de la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA), quien compartió vivencias entrañables de su etapa formativa junto al hoy obispo electo:
A José Luis, a quien todos conocíamos como ‘Pepe Cerra’, lo conocí en agosto de 1986, cuando ambos ingresamos al bachillerato en Teología en la Universidad Pontificia de México (UPM). Él provenía de la diócesis de Matamoros, aunque había cursado la filosofía en el Seminario de Monterrey.”

En el centro, de camisa blanca, José Luis Cerra (neo obispo de Nogales), a su izquierda, Miguel Ángel Espinoza, obispo coadjutor de La Paz; enseguida, Carlos Junco, después Rogelio. En su etapa en la Pontificia.
Durante nuestros años en la UPM, tuvimos como rector de la residencia al padre Jacinto Guerrero Torres, quien años más tarde sería nombrado obispo de Tlaxcala. Uno de los referentes más importantes en ese tiempo fue el padre Carlos Junco Garza, sacerdote del presbiterio de Monterrey y miembro del claustro de maestros. Fue nuestro profesor de Sagradas Escrituras y, más adelante, coordinador de la Biblia de la Iglesia en América. En torno a él construimos una amistad que perdura hasta hoy.
Ese pequeño grupo lo integrábamos, entre otros, Miguel Ángel Espinoza Garza —actual obispo coadjutor de La Paz, Baja California Sur—, José Luis Cerra Luna —hoy obispo electo de Nogales, Sonora—, Rogelio Narváez Martínez —actual sacerdote en Monterrey—, y Javier Martínez Búrquez.
Con Junco Garza no solo aprendíamos; también festejábamos, dialogábamos y recibíamos guía y retroalimentación. Los fines de semana solíamos cooperar para cocinar en grupo, y en algunas ocasiones salíamos a cenar pizzas. Era un ambiente de formación y fraternidad.
La espiritualidad de Pepe Cerra está profundamente enraizada en las Sagradas Escrituras, que han sido siempre su principal referencia. La influencia de Junco Garza fue decisiva en ello, aunque también fueron significativas las enseñanzas de otros maestros: el padre Mario Ángel Flores Ramos, patrólogo, quien subrayaba el sentido social de los primeros padres de la Iglesia, y el padre Manuel Olimón Nolasco, maestro de historia, que nos transmitía un fuerte sentido eclesial.
Si tuviera que describir a Pepe en una sola palabra, diría sin dudar: “pastor”. Un pastor con profundo sentido y sensibilidad social, atento a la realidad y preocupado por discernir los caminos que es necesario recorrer.
El padre José Luis Cerra Luna, hoy obispo electo de Nogales, Sonora, conserva una práctica constante: se prepara cada semana —y en particular los sábados— para la misa dominical a partir de la lectura y meditación de la Palabra de Dios. Esa reflexión personal la comparte con amigos cercanos, y de ahí brota la predicación que ofrece a su comunidad.
Hay valores que lo definen como pastor: es cercano, comprensivo, solidario y misericordioso. Así lo conocimos, y así lo reconocemos hoy, llamado a servir a la Iglesia con el corazón en la Escritura y los pies en el camino.
La Conferencia del Episcopado Mexicano ha dado ha conocer el nombramiento del Pbro. José Luis Cerra Luna, el cual se puede consultar en este enlace: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid02y1bjZuUuPqPw7NbRW8A61WCvgoXsa5r94nEiXnjdKYwQRGWn3J6MhtFVFWTbJP7Ul&id=100064875694618