La falta de respeto a las temporadas del año: Una reflexión sobre marketing y la sabiduría temporal.

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Por: Osvaldo Moreno Sotelo

En un mundo hiper comercializado y marcado por la prisa y lo instantáneo, los ritmos naturales de la vida a menudo se ven eclipsados por la constante demanda de novedades y productos. La estrategia de marketing moderna, impulsada por la competencia y la búsqueda de ganancias, ha llevado a una creciente anticipación en la venta de artículos de temporada. Desde el pan de muerto en agosto hasta los adornos navideños en septiembre o la rosca de reyes en noviembre; parece que el tiempo se comprime y se estira según las necesidades del comercio. Sin embargo, es fundamental recordar la importancia de respetar los diferentes momentos del año y vivir en plenitud cada etapa del año.

La estrategia de marketing y la anticipación desmesurada

Los publicistas y vendedores han descubierto que adelantarse a los tiempos puede generar un aumento en las ventas. Por ejemplo, el pan de muerto, una tradicional delicia mexicana consumida durante las festividades de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, a principios de noviembre, ahora se encuentra en las panaderías desde agosto. Del mismo modo, los artículos navideños y decoraciones inundan los escaparates desde septiembre, conviviendo con las decoraciones de las fiestas patrias de México, cuando la Navidad está a meses de distancia. Incluso la rosca de reyes, un elemento esencial de la celebración del Día de Reyes en enero, se comercializa en noviembre o antes.

Esta estrategia tiene sus raíces en la psicología del consumidor y en el deseo de anticipación. Generar expectación y fomentar el anhelo por productos exclusivos puede resultar en una mayor demanda y un aumento en las ventas. Además, aprovechar la nostalgia y el espíritu festivo temprano puede impulsar a las personas a comprar antes y más frecuentemente.

Calendario Litúrgico: Un ejemplo de respeto por los tiempos

A pesar de la prisa comercial que impulsa adelantar los momentos del año, existen ejemplos de sabiduría temporal que se mantienen arraigados en la sociedad. Un ejemplo es el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, que sigue un ritmo bien establecido, basado en la historia y astronomía, que no se precipita ante las demandas del mundo comercial. Este calendario marca las diferentes etapas de la historia de la Iglesia: Adviento, Navidad, Cuaresma, Semana Santa y otras fechas destacadas, respetando el momento de cada una para permitir una preparación, reflexión y una influencia positiva en las personas que viven y se concentran en los momentos.

El calendario litúrgico ofrece una perspectiva de respeto por los ritmos naturales y espirituales, teniendo como eje rector la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, cada etapa con su propio significado y propósito. Ajustándose a fechas fijas -como Navidad – o movibles según el calendario lunar -como Semana Santa-. No hay prisa ni adelanto, sino una conexión profunda con los valores y frutos que cada período evoca.

Viviendo en plenitud cada momento

En un mundo donde la anticipación comercial a menudo eclipsa la apreciación de cada etapa temporal, es esencial recordar la importancia de vivir en plenitud cada momento. No solo en términos de celebraciones religiosas, sino también en la vida cotidiana. La anticipación excesiva puede generar ansiedad y hacer que perdamos de vista la belleza de cada día. Quizás si dejamos de consumir productos fuera de temporada, podremos hacer que el marketing respete los tiempos de cada temporada, o bien, continuemos con esta evolución comercial hasta llegar a un extremo en que todo al año se venda y consuma todo de todas las temporadas.

Como recomendación final, consideremos las palabras del filósofo Séneca: “La vida es larga si sabes cómo usarla”. Aprovechemos cada estación, cada festividad y cada día para vivir con plenitud, respetando los tiempos naturales y espirituales que dan significado a nuestra existencia. Vale la pena vivir en armonía con los ritmos, tiempos y la sabiduría que cada momento nos entrega.

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado.”
Eclesiastés 3,1-2.

2 Comentarios

  1. Eduardo

    Simple opinión:
    Es preocupante ver a personas que viven en una ansiedad consumista, no considero que la mayor culpa la tenga el marketing, la preocupación nuestra debe ser que todos descubramos el significado de cada instante y momento, la vida, el tiempo, para que los signos que acompañan cada vivencia sean descubiertos en su esplendor.

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  2. Ma. Estela Moreno Sotelo

    Excelente reflexión, gracias por compartir. Felicidades!!!

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