Por: Pbro. Rafael López.
Comunicación Social
Diócesis de Torreón
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Hace dos años, en el sur del Estado de Coahuila, en lo que se le conoce como la Comarca Lagunera, se inició la exhumación de cuerpos en el Panteón Municipal No. 2 ubicado al sur de la ciudad de Torreón.
Varios colectivos, desde hace mucho tiempo, habían pedido al Estado, que se iniciara una exhumación en este y en otros panteones, así como en diferentes partes de la Comarca Lagunera, donde probablemente se había enterrado o en el peor de los casos, quemado y desaparecido a las personas víctimas de la desaparición forzada.
El espectáculo era aterrador, expertos forenses de Guatemala iban geolocalizando y limpiando con toda pulcritud el área donde los ‘panteoneros’ decían que habían enterrado como perros a varios hermanos y hermanas nuestras, sin identificación alguna. En esa jornada que duró varias semanas, se pudieron rescatar más de 100 personas sin nombre ni apellido, solo sus restos humanos, que hablaban cómo los habían enterrado: en costales, cobijas y hasta en bolsas de comida para perros; nadie les había llorado ni rezado, hasta que nos reunimos a la voz de los forenses, para acercarnos a elevar a Dios una oración por ellos y su eterno descanso.
México es una gran fosa, en la mayoría de los Estados hay fosas clandestinas donde quisieron desaparecer la historia y la vida de una persona, que tiene hijos, familia, pero no los han podido desaparecer del corazón del padre y la madre que sigue luchando por encontrarlos vivos.
Se habla de más de 130 mil desaparecidos en estos últimos años de violencia y sangre en nuestro país; y contando desde mediados del siglo pasado casi 300 mil personas desaparecidas. El Estado, las Fuerzas Armadas civiles y militares así como la delincuencia organizada son los responsables de estas desapariciones.
El grito de cientos de personas, especialmente de madres buscadoras, no se dejó de escuchar este 30 de agosto por las calles de nuestro país: ¡hijo, escucha, tu madre está en la lucha! Mientras no haya justicia y verdad en este país, no tendremos paz.
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