¡Vaya reto!

Por: Guadalupe Esquivias

Hace poco conociendo más sobre la Iglesia que es perseguida, leí el siguiente texto de un sacerdote que misiona en África, específicamente en Burkina Faso, uno de los cuatro países más violentos de ese continente: “Queremos acoger y acompañar a las numerosas víctimas de la violencia. Muchas personas han visto a sus seres queridos degollados, decapitados, violados o sometidos a la esclavitud sexual. Han nacido niños a causa de estas violaciones. ¿Cómo podremos tener un discurso coherente con el Evangelio cuando todo esto acabe? Tendremos que curar todas estas heridas, ya sean físicas o psicológicas. El trabajo pastoral promete ser inmenso”.

¡Vaya reto! Para los sacerdotes y religiosas que trabajan en nuestra Santa Iglesia, en esas zonas en donde pareciera ante nuestros ojos que la mirada de Dios se ha desaparecido, pero que conociendo historias se puede palpar la infinita fe que hay en el Salvador, a pesar de ser perseguido por ello.

Los cristianos que sufren el odio por su fe tienen dos opciones: pueden buscar la salvación fuera de Dios, rebelándose contra Él, o pueden buscarla en el corazón del mismo Jesucristo. Nuestros cristianos tienen esta gracia especial de comprender y poner sus vidas en manos de su Salvador de la mano de los religiosos.

Y es que en África es donde los creyentes de Jesús, acompañados por un sacerdotes, una religiosa o un misionero, demuestran su infinito amor a Dios, a pesar de sus condiciones de  incertidumbre y desesperanza de ser personas aparentemente con nula expectativa para el futuro, le cantan, le veneran, le rinden homenaje y saben que en él hay vida eterna. Ellos, los cristianos perseguidos en África, han sido guiados por los representantes de nuestro Señor para saber que sólo Él promete una luz para su tormentoso camino.  Mientras los terroristas impiden que los cristianos se reúnan en las iglesias, las familias en sus casas reavivan la llama de la fe mediante clases de catecismo y celebraciones para profundizar su vínculo con Cristo.

Como laica me pregunto: ¿de qué madera estarán hechos esos representantes de Dios para tener las agallas y pararse ante un familiar que vio a su ser querido degollado o cómo inculcan el amor hacia una madre que fue violada y tiene en sus brazos a ese bebé producto de una violación?

Testigos hay muchos que tal vez no contestan dichas preguntas explícitamente, pero silenciosamente viven en medio del horror cargando siempre la Cruz con el infinito amor de Cristo. Mi reconocimiento para todos ellos.

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Las opiniones y comentarios aquí vertidos, son responsabilidad del autor y no representan la postura u opinión institucional de la CEPCOM u otro organismo de la Iglesia Católica en México.
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Publicado el

agosto 29, 2023

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